Parece que a mi blog le pasan chamizos encima

Así que ya estoy de vuelta, de vez en cuando entro a leer sus comentarios y he leído los blogs de la gente que me visita, aunque no les he comentado tengan por seguro que sí los he leído. Aquí tengo una de las razones por las que he estado ocupada (la más importante y chiquita a la vez): Victoria, nació el 7 de enero, peso 2,900 gramos y midió 49 cm.

Les presento a mi sobrina Vicky:

¿Verdad que esta preciosa? Lo sé, es de familia jajaja. Esa foto es de cuando tenía un día de nacida, cada día que pasa esta más que preciosa, así que imaginenla ahora; sí, soberbiamente bella. Ya tenía mucho que no cargaba un bebé, así que cargarla, después de cargar a mi flaquito corazón de león (su hermano) pues es una graaan diferencia. Así que ha estado de vecina de habitación unos días junto con mi cuñis, en esta foto sale con los ojillos abiertos lo que es raro porque siempre esta dormido, bueno cuando tiene hambre no! llora pero chistosón así como gatito. Es a-do-ra-ble.

Ahora que ya tenemos bebé en casa y cerca, pues ya le podrá hacer compañía a mi otra recién nacida sobrina Giselle, de 3 meses. Así que la casa de mi mamá se esta llenando de nietos, chiquillada pues! Y no me pregunten que pa`cuando yo, no lo soportaría otra vez jajaja. He aquí a la segunda nieta de mi mamá, bien navideña ella:

Les platico una anécdota de mi querubín L. (hermano de Vico), de hace unas semanas que anduvo de visita por aquí -sí, que me dedique a hacerla de "pilmamá", con sumo gusto-. Para diversión de él (bueno de los dos) lo llevaba al parque todas las tardes-noches, claro bien abrigadito porque ya hace muuucho frío.

Es divertido ir cuando viene: hay una niña que se sabía todas las mañas de los juegos, cual se caía, cual no servía. Había tres hermanitos que también se notaba que se la pasaban en el parque, estaban lindos los tres rubios bronceados. Y había otros tantos niños que no los vimos todos los días, entre estos estaba un niño que no hablaba mucho (de él hablaremos en particular).

Esa ocasión en particular mi sobrino vino a la banca donde estaba sentada para que le diera agua. El niño con el que jugaba vino detrás de él. Su mamá andaba por ahí, a unos cuantos metros.

-Amor, dile al niñito como te llamas -Le dije a mi sobrino.
-Me llamo L... ¿y tú?

El niñito se quedo callado y creo que nada mas esbozo una sonrisa, como que nos entendió pero no dijo nada. Ahí voy yo de nuevo:

-Preguntale ¿cuántos años tiene? ¿Cuántos años tienes bebé?

En ese momento el niño no dijo nada pero otra niña que andaba cerca grito: "cuatro".

Yo haciéndole a la socialité proseguí:

-Mi´jo dile que tu también tienes cuatro anda...

-Cinco, yo tengo cinco años.

-Leo no seas mentiroso no tienes cinco años...

No me dejo terminar cuando me dice:

-Sí, sí tengo cinco años, PORQUE YO SÍ SÉ HABLAR BIEN!

Adivinarán que después de ese momento ya no hice ninguna pregunta ni presentación social, nada más volteaba a ver a la mamá a ver si ponía cara de haber escuchado algo. No sé con quien me dio más pena si con el niñito o la mamá, pero después de unos minutos nos fuimos a jugar mejor al patio de la casa, donde no hay necesidad de eufemismos para las interacciones sociales.

Y aquí les presumo a mi japonesio querubín de ojos negros negrooos -como mi alma jaja- en una de las tantas pillamadas cuando se queda a dormir en mi cama. Bien super-cute con sus calzoncillos. ¿A poco no le perdonarían una imprudencia con esa carita de ángel? Bueno, aunque ahorita anda medio celoso chiquiadón por su hermanita, pero a todos nos ha pasado.